La luna, alzada en lo alto del cielo estrellado, mirando de reojo a un animal que nunca la alcanzara, pero que aun sabiendo eso, ella le teme…
El lobo, postrado a los pies de la luna, en lo alto de una colina… su colina… aullando noche tras noche… reclamando lo que es suyo… sabe que no lo va a recuperar, pero lo intenta, no pierde fuerzas, y mucho menos esperanzas… cada noche una melodía mas sale de sus fauces, haciendo que la luna se fije un poco cada noche… lo suficiente como para que el lobo, la mire a los ojos, y vuelva a reclamar con aullidos lo que le pertenece…
Sin vacilar, sin reconocer que no tiene oportunidad ya, vuelve a la misma colina todas las noches a reclamar, pues sabe que no lo conseguirá, pero no es solo el hecho de intentarlo, es el hecho de saber que le falta algo, que ese algo antaño fue importante, y aunque ahora ya no valga para nada, sigue siendo suyo, le pertenece y lo quiere…
Llueve, nieva, graniza… pase lo que pase seguirá en la misma colina, en la colina que ella le dejo como regalo… en la colina que todo pasó, pues tampoco olvida ese lugar, porque el olvido es avaricioso, pero no hay hueco para el olvido en el negro corazón del lobo, que ni la más fuerte tormenta lo moverá de allí. Pues ese corazón no está negro por el odio, ni la tristeza, esta negro por estar quemado por la misma luna, la misma que le robo el alma… la misma que mira desde lo alto… pues la luna no tiene nada que hacer mirando al lobo cada noche… pero recuerda su aullido, recuerda lo que tiene… le recuerda a él… pues en ella tampoco cabe lugar para el olvido…
En este mundo… no hay lugar para los débiles… no hay lugar para el olvido.
~Sea como sea las cosas perduran eternamente, aunque solo sea en la cabeza de una sola persona~